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lunes, 18 de mayo de 2015

Cosas que te pueden pasar cuando tejés

Hola!!!
Buenos días! Hoy quise hacer un post distinto. No voy a poner fotos de mis producciones (je!) sino que les voy a contar algunas cositas de la actividad "tejeduril"...

  • Puntos que ya no están! Aaahhh!
Le puede pasar a la mejor de las tejedoras (que alivio!). Podemos estar viendo una película mientras tejemos, y de repente, zaz! el desastre. A veces es una aguja resbaladiza, a veces es un despiste. Pero ahí está: hemos saltado un punto y el trabajo no progresa bien. No hay más remedio: hay que deshacerlo hasta llegar al error y volver a empezar.
  • Tensióóóóóóóónnnnn
La temida tensión, aunque para algunas labores es mejor un punto apretado, pero sin pasarse. Si hay demasiada, no podremos enlazar los puntos, casi hay que perforar el tejido. Si por el contrario, el punto queda flojo, puede deformarse. Esto es un problema si deben unirse varias piezas tejidas de manera independiente. Recomendación: usar siempre agujas adecuadas al grosor del hilo o la lana (hay un pequeño margen por arriba y por abajo) y mantener el mismo ritmo en toda la labor. Como norma general, cuando es demasiado lento el punto suele estar más apretado y más flojo cuanto más rápido. La práctica evita este problema.
  • Tejer de noche y con poca luz
Tejer durante la noche puede ser sumamente  difícil sin la iluminación adecuada, y si añadimos un hilo oscuro en la mezcla, las consecuencias pueden ser horribles, sobre todo para nuestros ojos porque van a sufrir. Además, es difícil ver el correcto progreso del trabajo, lo que a su vez lleva a problemas: desaparición de puntos, aumentos o disminuciones incorrectos, mal ensamblaje de las piezas… La mejor manera de evitar esto es tejer con luz natural potente, pero no siempre es posible. Si tejes de noche, utiliza una lámpara con luz directa, potente, pero que no deslumbre.
  • Qué bonitos son los sedificados... pero cómo se enriedan!
¿A quién no le ha pasado?
Ese ovillo tan estupendo que acabamos de comprar que rebota en el sofá, rueda por el suelo, patina hasta el otro extremo de la habitación, se desliza por el pasillo y solo una puerta cerrada lo detiene. Toca recoger el ovillo y arreglar los posibles nudos y limpiar todo lo que ha ido arrastrando en su excursión. 
Otro problema es el ovillo que no se desenrieda cuando más lo necesitamos y tenemos que parar de tejer. Para solventar estos problemas hay varios artilugios muy pero muy bonitos como cuencos con orificios para el hilo, bolsitas, incluso un portarrollos nos puede servir.
Dicen por ahí que para ir tirando del hilo, nada mejor que tomar la hebra del interior del ovillo en lugar de la que queda en el exterior (a mí no me sale, pero es que soy bastante inútil).
  • Sentate no más!
Nos levantamos por cualquier motivo, dejamos el trabajo un momento y de repente… alguien (marido, hijos, amiga, padres…) se sienta sin darse cuenta sobre la labor que con tanta paciencia  y amor estamos tejiendo. Y no sé ustedes, pero a mí como que no me gusta y me pongo tensa. Eso por no hablar el peligro añadido de clavarse la aguja en alguna zona noble. Solo se puede recomendar atención, atención, atención, de quien se sienta y de quien teje.
  • Agujeros por doquier
Si guardamos las agujas en una bolsa, tarde o temprano, se harán agujeros. Y allá van, al destino incierto de los objetos perdidos. Solución, guardarlas en una cajita de metal, plástico o madera.
  • Adicción?
Aunque el tamaño de nuestros “escondites” puede variar, todas las tejedoras tenemos uno, y lo protegemos. Hilos en todos los tonos y peso, de algodón, de lana, totora, abalorios, botones, cintas… Nunca sobra, nunca alcanza. No hay más remedio que tenerlos repartidos por toda la casa, en diferentes cajones, armarios y estanterías, ¿ustedes también?
  • La IRA!
¿Cuántas veces decimos “¡ssssh!, estoy contando!”?, ¿demasiadas?, entonces quizás sea un claro caso de “ira” tejedora. A pesar de vuestros mejores esfuerzos, a veces se puede atacar a los amigos y seres queridos, mientras se teje. En algunos casos extremos, la tejedora culpará a personas inocentes: “Me cayó esa puntada porque me estabas mirando!” “Ya he perdido la cuenta y ahora tengo que empezar de nuevo porque estaba hablando!” Es hora de respirar profundo y tranquilizarse.
  • Mascotas
Si no tenés gato, seguro que tenés perro y tiene las mismas mañas. Los gatos pueden amar u odiar los ovillos, pero nunca les deja indiferente. Cuidado si tenés un tejido o los hilos preparados si hay un gato cerca.  Una vez que se apoderan del ovillo, no hay vuelta atrás, es suyo. Esto también vale para varoncitos de 3 años...

¿Les pasa? Algo de esto les pasa? O soy un extraterrestre?

Nos vemos!!!!


 f a c e b o o k

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